12 APÓSTOLES



























 

 


Los 12 apóstoles de Jesús, iconografía para niños

Escrito por Silvana Ramos



La iconografía es la descripción de un tema, de la historia de una persona o de un asunto por medio de imágenes. El cristianismo tiene una serie de catequesis producto del trabajo, talento del artista así como de la misma inspiración divina. De hecho es casi un lenguaje escrito a través de dibujos.

La iconografía cristiana es en este sentido una fuente importante para el estudio no solo de la historia del arte sino también de la historia de la civilización, de la evolución del pensamiento humano y especialmente del sentimiento religioso de cada época.

En este post hemos querido presentar a los 12 apóstoles en caricaturas (muy a nuestro estilo), respetando su simbología y explicando el por qué de ella. Creemos que es una forma muy cercana de introducir a los niños en este lenguaje dibujado para conocer la historia de los primeros seguidores de cristo y así inspirarlos a seguir con su legado y fomentar el gusto por estas imágenes que nos cuentas la propia historia.





1. Santo Tomás

A Santo Tomás recurriremos siempre en momento de duda. Así como recordamos su incredulidad, recordamos también que Cristo amorosamente le permite tocar sus heridas y le da muestras que para el santo son el consuelo y la certeza más grande. Suele representarse al lado de Cristo metiendo las manos en sus llagas.

Cuando se lo representa solo es posible que aparezca con una escuadra en la mano, ya que la tradición y algún documento apócrifo afirmaba que era arquitecto. En otras oportunidades se le representa con una lanza, en alusión a la forma en que fue muerto, al ser traspasado por una. Nosotros lo hemos representado de esta forma.





2. San Simón

Se lo conoce también como «Simón el zelote», pero no porque haya pertenecido a este grupo, como algunos creen, sino porque zelote significa «el celoso» ya que era celoso de la ley judía, la cual practicaba antes de ser llamado por el Señor. Suele representarse con una sierra de leñador, ya que su martirio lo sufrió al ser cortado en dos con una sierra. 


3. San Andrés

San Andrés tuvo la inmensa dicha y privilegio de ser uno de los primeros apóstoles de Cristo (junto con Juan el evangelista). Ambos eran discípulos antes de San Juan Bautista. San Andrés era hermano de Simón (Pedro) y lo llevó donde Jesús, quien encontró en Pedro a un entrañable amigo. Su símbolo apostólico es una cruz en forma de equis (X).

Su martirio lo sufrió en una cruz de esa forma. También es representado con peces ya que fue él quien le llevó al niño con los cinco panes y los dos peces a Jesús, el día del milagro de la multiplicación de los panes.


4. San Felipe

 Jesús llamó a Felipe el día siguiente que llamó a San Andrés y San Pedro, también había sido discípulo de Juan el Bautista. Luego el mismo Felipe llevaría a Natanael (Bartolomé). Los evangelios muestran a Felipe como un hombre ingenuo, algo tímido pero de mente juiciosa. Su símbolo apostólico es la cruz, y en ocasiones también un libro, representando el Evangelio. La cruz hace alusión al instrumento donde sufrió su martirio. 



5. San Judas Tadeo

Es conocido entre los católicos como el Santo patrono de los imposibles. Hay algunos que creen que este apóstol era primo de Jesús, pues sería hijo de María de Cleofás, Cleofás era hermano de San José. Se le representa con una medalla en el pecho con el rostro de Jesús, a causa de su gran parecido no solo físico sino también espiritual.

A él se le atribuye la autoría de la Espístola Judas del Nuevo testamento, que termina con una hermosa oración: «Al único Dios que es nuestro Salvador, por medio de Jesucristo nuestro Señor, sea la gloria, el honor, la fuerza y el poder, desde antes de todos los tiempos, ahora y para siempre. Amén»



6. San Bartolomé

A este apóstol también se le conoce con el nombre de Natanael cuyo significado es «regalo de Dios». Muchos creen que él es el Natanael que mencionan los evangelios al lado de Felipe.

La historia de su llamado es hermosa, pues incluye una conversación con Jesús muy íntima: Natanael le preguntó: «¿Desde cuándo me conoces?» Le respondió Jesús: «antes de que Felipe te llamara, cuando tú estabas allá debajo del árbol, yo te vi». Le respondió Natanael: «Maestro, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel». Su símbolo apostólico es un cuchillo, en alusión a su martirio. Fue desollado vivo.



7. Santiago el menor

A este apóstol se lo identifica en los evangelios como el «hermano del Señor». Posiblemente su parentesco con Jesús haya sido el de primos. Se le identifica con «el menor» para distinguirlo del otro Santiago. Fue el primer obispo de Jerusalén.

Según la tradición, el sumo sacerdote Anás II le ordenó que renegara de Cristo a lo que no solo se negó sino que empezó a predicar el Evangelio desde lo alto del templo de donde fue despeñado y luego apedreado. Pero como sobreviviera a tal martirio, uno de sus verdugos le aplastó el cráneo con un mazo de madera. Por eso, su símbolo apostólico.



8. San Mateo

Además de apóstol, San Mateo también es uno de los cuatro evangelistas. San Marcos y San Lucas lo llaman en sus escritos «Leví». Fue publicano y colector de impuestos para los romanos, Jesús lo llamó mientras se encontraba en una mesa recogiendo los impuestos.

Su símbolo apostólico es un ángel. Esto es en alusión a la forma en que San Mateo proclama a Jesús como «El Mesías». La tradición apunta a que murió atravesado por una espada mientras se encontraba orando.




9. Santiago el mayor

Era hermano de Juan evangelista, se le llamaba «el mayor» para distinguirlo del otro que era más joven. Formó parte de los tres preferidos de Jesús, junto con su hermano Juan y Simón Pedro. Fueron los que estuvieron presentes en la transfiguración del Señor Jesús y en el huerto de Getsemaní.

Se dice que Santiago llegó hasta España, donde se encontraron sus restos en la catedral de Compostela, siendo famosa la peregrinación del camino de Santiago. Se le representa con bastón y una calabaza, símbolos del peregrino. Su símbolo apostólico son tres conchas marinas, en alusión a su peregrinaje por el mar.



10. San Pedro

Amigo querido de Jesús, era un pobre pescador que vivía en casa de su suegra. Hombre poco instruido e impulsivo. Desde que Jesús lo llamó, lo trató con mucha distinción delante de los otros discípulos. «Y vosotros, ¿quién decís que soy?». Entonces, San Pedro dice con entusiasmo: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Complacido Jesús de esta respuesta tan pronta, inspirada por el Cielo, dijo a Pedro: «Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne o la sangre (es decir, el mundo), sino el Padre celestial».

E inmediatamente le proclama cabeza de los Apóstoles y de toda la Iglesia: «Yo te digo, que tú eres Pedro (piedra), y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno (esto es, las fuerzas de sus enemigos) jamás prevalecerán contra ella. Y te daré las llaves del reino de los Cielos: todo lo que ligares en la tierra, será ligado en el Cielo y todo lo que desatares en la tierra, en el Cielo será desatado». Murió mártir en Roma, donde fue el primer Obispo durante 25 años. Fue crucificado de cabeza.



11. San Juan Evangelista

Su símbolo apostólico es un águila, en alusión a que su Evangelio es el que trata de resaltar la divinidad de Cristo de la forma más espiritual. Tuvo la inmensa dicha de ser el discípulo más amado de Cristo. El propio Jesucristo les puso a Juan y a Santiago Boanerges que significa «el hijo del trueno». No se sabe si fue como una recomendación o por la violencia de su carácter.

A él se dio el privilegio de la maternidad de María y compartir con ella su vida. Mediante él somos todos hijos adoptivos de María. Es el único de los apóstoles que no murió martirizado. Tuvo una vida larga y murió de vejez.



12. Judas Iscariote 

Se le suele representar triste y con monedas en la mano, monedas que le pagaron por traicionar a Jesús. Cuando Pedro decidió proceder a la elección de quién reemplazaría al traidor Judas, la elección cayó sobre Matías, quien seguía a Jesús desde su Bautismo. La tradición afirma que fue uno de los 72 discípulos que el Señor envió a predicar durante su ministerio. Se afirma que se distinguió por la insistencia en mortificar la carne para dominar la sensualidad. Predicó en parte de los pueblos bárbaros.




El grupo de los doce
Jesús les da una misión para la que ningún hombre está capacitado, si no recibe su poder especial de lo alto


Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Homilías del Padre Nicolás Schwizer 




¿Cómo logra Jesús, en sólo tres años, inaugurar toda una revolución del mundo, una transformación profunda de hombre y pueblos?

Utiliza una estrategia muy adecuada: se dedica a formar y preparar testigos, instrumentos, enviados suyos – es decir – apóstoles.

En los Evangelios nos cuentan la elección de los doce apóstoles. Nos invita a reflexionar un momento sobre este grupo tan especial que son sus apóstoles.

Si nos fijamos en los Evangelios, nos llama la atención el hecho de que Jesús en su vida pública casi nunca aparece solo. En todo momento le vemos rodeado de sus doce o de algunos de ellos. Son como su sombra, su permanente compañía. Tampoco les vemos jamás a ellos solos. Jesús puede aparecer sin la multitud, pero no sin ese grupo de amigos. Están asociados a sus enseñanzas, a sus obras, a su tarea. Son sus prolongadores, sus continuadores; no sólo amigos ocasionales, que mañana podrían alejarse.

Un segundo aspecto es que se trata de un grupo fijo. No son unos cuantos amigos, que hoy están unos y mañana otros, los apóstoles forman una unidad irrompible. Son un conjunto, un colegio con un número muy definido: doce. Con este nombre, “los doce” se les designa casi siempre en el evangelio. Otras veces se les llamará los doce discípulos o apóstoles. La lista del grupo se repite varias veces en el evangelio y a veces se cambia un poco el orden de la cita, pero nunca se introducen nombres nuevos, ni falta ninguno de esos doce elegidos.

Y los propios apóstoles consideran, después de la muerte de Jesús, importante ese número. Por ello elegirán a Matías para cumplir la falta de Judas.

Pero el dato más llamativo es que esos doce han sido elegidos para algo muy concreto. Jesús no se limita a darles una enseñanza, como hace con la multitud. No les expone una serie de verdades que ellos pueden aceptar o no. Lo que les confiere Jesús es una misión. Es una misión que les compromete totalmente. En ella se juegan su condición de elegidos.

Y no se trata de una misión cualquiera. No tienen que hacer una parte de la tarea de Cristo – no son sus ayudantes. Tienen la misma misión de Jesús: “Como me envió mi Padre, así yo os envío yo a vosotros” (Jn 20, 21). Y ellos no serán simples “cronistas”, no tendrán sólo que contar lo que Cristo hizo. Deberán continuarla, hacerla suya, prolongarla. “Id y enseñad a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 28, 19).

Y se trata de una misión salvadora: una misión para la que ningún hombre está capacitado, si no recibe su poder especial de lo alto. Porque es la misma misión de Cristo. Por eso, Jesús les entrega el Espíritu Santo. Porque sólo con esa fuerza sobrenatural y sobrehumana podrán intentar realizarla.

Con ello queda claro que se trata de una misión permanente. Serán los testigos y representantes auténticos de Cristo. “Quien os recibe a vosotros, a mí me recibe” (Mt 10, 40). Serán más que simples portadores de su mensaje, serán auténticos actores de la obra de Dios.

Y para poder realizar esta tarea sobrehumana, recibirán también poderes sobrehumanos: Jesús les da poder de perdonar pecados; les entrega las llaves del Reino. Y les da también “la autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia”.

Y todo esto no es una misión que pueda realizar cada uno por su cuenta, sino únicamente todos juntos. Por eso deben “ser uno” (Jn 17, 20) porque trabajando unidos será como el mundo creerá. Y a partir de sus apóstoles, sus seguidores de todas las naciones constituirán un pueblo nuevo, pero unido en torno a Cristo. Es la “pequeña grey” a la que su Padre dará el Reino.

Queridos hermanos, debido a la extraordinaria entrega y fidelidad de los apóstoles y por gracia y amor de Dios, todos nosotros formamos parte de esa grey del Señor, de esa Iglesia que Él ha fundado.

Pidámosle a Jesús que nos dé a cada uno ese espíritu apostólico de los primeros, para que también nosotros podamos ser instrumentos aptos para la conquista el Reino de Dios. Y que la Virgen María, la Reina de los apóstoles, nos ayude en ello.

¡Qué así sea!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Padre Nicolás Schwizer
Instituto de los Padres de Schoenstatt



























































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